26 may 2011

TOMATES ELECTRÓNICOS Y NARANJAS MECÁNICAS

Cuarenta años antes de que nadie hubiera siquiera imaginado lo que hoy es una realidad, Archigram proponía una reestructuración de los entornos domésticos mediante la incorporación de mecanismos basados en la conectividad. En sus propuestas, la arquitectura se adaptaba hasta convertirse en soporte de estos sistemas; hecho que finalmente no ha sucedido aunque sí sentaron las bases de nuevos modelos de vivir en el que la vivienda se transforma en guarida y el ordenador en ventana de comunicación con el resto. Fuera de la madriguera, la visión del electronic tomato, supone una versión king size de nuestra adicción a la “manzana”. 

Electronic Tomato, Archigram, 1969

Desde un punto de vista arquitectónico, todas las sensaciones de invasión de espacios domésticos, guaridas, escondites y madrigueras asociadas a las viviendas cinematográficas, encuentran un punto de encuentro en una de las películas más polémicas del director Stanley Kubrick, La naranja mecánica, (Clockwork Orange, 1971).
Basada en la novela del mismo título del escritor británico Anthony Burgess que se inspiró en el ataque real sufrido por su propia mujer en su residencia de Malasia a manos de cuatro desertores norteamericanos durante la II Guerra Mundial, relata las andanzas de un grupo de jóvenes violentos y descontrolados que se dedican a asesinar, maltratar y violar a cuantas víctimas indefensas se cruzan en su camino. Los entornos mostrados en la película (ambientados en su mayoría en localizaciones reales), pretendían mostrar un futuro cercano a los años en los que fue rodada, un tiempo incierto del último tercio del siglo XX, en el que Alex (Malcolm McDowell) y sus drugos vagaban impunes por Londres con el único interés de practicar la “ultra violencia”.
La historia de Alex desde sus comienzos como criminal sin ninguna moral hasta convertirse en un civilizado ciudadano reinsertado en la sociedad, pasa por una serie de circunstancias ambientadas en entornos calificados como futuristas que le hicieron recibir el galardón a la mejor película y mejor director de la Asociación de Críticos de Nueva York. En parte como reacción ante la aparatosidad de los decorados precisados para su anterior filme, 2001: Una odisea del espacio (2001: A Space Odyssey, 1968), Stanley Kubrick elige una serie de localizaciones reales en Inglaterra que se repartían entre Londres, Buckinhamshire y Hertfordshire dejando únicamente los interiores de parte del apartamento de los padres de Alex y el decorado del Korova Milkbar para construir en los estudios Pinewood y EMI-MGM Elstree. 



Interiores del Milkbar extraída de La naranja mecánica, (Clockwork Orange, 1971, del director Stanley Kubrick

En este apartamento de ficción que representa el hogar paterno de Alex, el director de producción John Barry despliega de la mano de Kubrick toda una serie de recursos psicodélicos puestos al servicio de la adecuación de un hogar vulgar con la evolución de una estética acorde con la peluca que luce el personaje de la madre, un entorno de ficción futura que es desde luego menos blando que lo que Barry usaría posteriormente para ambientar las viviendas de La guerra de las galaxias (Star Wars, 1977) o Superman (1978)

Interiores de la casa de los padres de Alex extraída de la película La naranja mecánica, (Clockwork Orange, 1971, del director Stanley Kubrick 
Interiores de la casa de los padres de Alex extraída de la película La naranja mecánica, (Clockwork Orange, 1971, del director Stanley Kubrick 
 
Estos decorados en los que se inspiraron los arquitectos que diseñaron la casa del músico Lenny Kravitz, pretenden evocar los abigarrados interiores de las viviendas sociales británicas presentando una evolución de los patrones florales de papel pintado hacia toda una serie de motivos heredados del estilo psicodélico imperante en el Londres del momento en el que fue rodado el filme. Los extravagantes acabados de las paredes de las estancias comunes de la vivienda sobre las que los personajes de los padres pasean sus estridentes indumentarias, chocan con la refinada estética elegida para el dormitorio que sirve de refugio al protagonista. El supuesto dormitorio adolescente de Alex revela una selección de cuidados objetos que resaltan sobre las paredes blancas de su celda. Una colcha tridimensional en rojos y amarillos o las esculturas y cuadros de la artista Liz Jones, resaltan como obras de arte en una galería en la que el hermetismo y la ausencia de vistas, centra la atención del espectador en el resto de los objetos que visten el contenedor. Bajo estas condiciones el personaje de Alex se siente protegido y a salvo siembre que regresa de una de sus fechorías. 

Imagen del dormitorio de Alex en casa de sus padres, extraída de la película La naranja mecánica, (Clockwork Orange, 1971, del director Stanley Kubrick. 

Los escenarios domésticos que ambientan la trama, se transforman en la misma medida que el cambio de tempo narrativo que se produce con la detención de Alex. Tras permanecer una larga temporada en la cárcel, Alex descubre a su regreso como en su ausencia sus padres han decidido alquilarle la habitación a otro individuo. Ante el descubrimiento de la pérdida de su guarida, el personaje experimenta la misma sensación de pánico que sentían sus víctimas al verse invadido en su intimidad por un intruso. Esto le obliga a abandonar el hogar paterno y vagar sin rumbo por la ciudad en busca de un lugar donde vivir a merced de la ira de sus recién recuperadas víctimas. Tras recibir una paliza a manos de sus anteriores colegas, Alex acaba en casa de una de sus víctimas, el escritor Frank Alexander al que años atrás atacó brutalmente, y que a pesar de llevar máscara identifica al joven planeando su propia venganza. 

Imagen interior de la casa Jaffé, más conocida como Skybreak, extraída de La naranja mecánica, (Clockwork Orange, 1971, del director Stanley Kubrick
 
Los interiores de la casa que sirve de hogar al escritor fueron rodados, gracias a la amabilidad de su propietario en el interior de la casa que para él construyó el arquitecto Norman Foster en Radlett. La casa Jaffé, más conocida como Skybreak, fue diseñada en 1966 por el arquitecto británico Norman Foster cuando aún formaba parte del Team 4 y sirvió a los arquitectos para experimentar con conceptos más fáciles de teorizar que de construir como son la flexibilidad y la mutabilidad. Esta composición que no llegó a ser concluida totalmente, sirve de escenario interior a dos de las escenas más inquietantes en lo que a trasgresión de límites domésticos e invasión espacial se refiere. La casa construida sobre un solar excesivamente alargado, queda contenida entre dos muros ciegos de ladrillo que se dividen transversalmente en tres zonas escalonadas. Atendiendo a la idea inicial, el programa podía ser aumentado en cualquiera de las dos direcciones sin mayores dificultades. A fin de aprovechar las mejores vistas que solo podían ser observadas desde las zonas de frente y fondo de la parcela, la planta se ilumina por una serie de lucernarios dispuestos transversalmente en cubierta, que van escalonándose con la misma cadencia que los niveles de las plantas.

Maqueta de la casa Jaffé, más conocida como Skybreak, obra del arquitecto Norman Foster
Dibujo de la casa Jaffé, más conocida como Skybreak, obra del arquitecto Norman Foster
  
Ante la ausencia de un perfil contundente que se eleve lo mínimo por encima del horizonte, Kubrick filma un proceso de llegada a la casa que no se corresponde con la imagen real de la misma. Para esto, elige la estampa de un hotel próximo al pueblo en el que se sitúa la casa. Al llegar al entorno en el que se emplaza la vivienda un cartel apostado a uno de los lados del camino reza en letras luminosas: Home. Allí se dirige Alex por segunda ocasión sin dudarlo, con la esperanza de ser atendido de sus heridas tras la agresión. Los recuerdos de las atrocidades cometidas por él en ese mismo escenario le ponen sobre aviso de lo que le espera, sintiendo una sensación de acorralamiento y encierro en un hogar que había invadido en el pasado.

Localización exterior de la casa del escritor, extraída de la película La naranja mecánica, (Clockwork Orange, 1971, del director Stanley Kubrick.  
El espectador que observa por segunda vez el escenario de la vivienda en el que se cometieron las agresiones, entiende cómo la movilidad del espacio que se conecta de manera lineal, se convierte en una trampa para su habitante tras sufrir el ataque que lo deja inválido. Con la ayuda de un mayordomo culturista, el señor Alexander pasa de uno a otro nivel alzado sobre unos escalones que suponen una barrera física insalvable. En el contexto de las guaridas y refugios arquitectónicos que aparecen en la película, vemos como los espacios sufren, al igual que sus dueños, las transformaciones derivadas de invasiones no deseadas. 
El mensaje recibido a través de un lenguaje visual mezcla de humor y terror, determina que la falta de flexibilidad de algunos espacios frente a los cambios circunstanciales de sus inquilinos limita a sus dueños hasta el punto de crear una atmósfera tan asfixiante que puede llegar a cuestionar los principios básicos que se le presumen a una vivienda.

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